26.1.11

Y dame más, y dame, dame todo

Estar al borde de su boca es hallarse a un milímetro del abismo, de la caída infrenable hacia la locura! Estar junto a sus labios trae al pánico vivo! Miedo que pensas que es porque sabes que vas a caer, cuando en realidad es porque deseas caer, lo deseas terriiiiblemente!!! y con ¡tantas! ganas, TANTAS que te dueeele. Que no sabías que un ser humano podía desear tanto el llegar a algo que jamas podrá alcanzar, porque se va, porque no está, porque no existe, y tu caida es alucinante y lenta y dura toda la noche y una fragancia preciosa te roba la nariz, y frutillas bañadas de chocolate juegan y se esconden en tu boca y te llenan las orbitas de luces brillaaantes azules, verdes, amarillas! Y en tus ojos solo hay paisajes sublimes que bordean tu cuerpo de sensaciones que dejan cicatrices que pegan fuerte -y no se van-, tan tan fuerte, tan tan grande, tan real.
El despertar es caer de un sueño, y al pisar la tierra te molesta su gravedad, y al respirar un aire limpio de su fragancia nada te sacia, y tus ojos no hacen más que mirar hacia atrás, y tu cuerpo ya no te responde. Ya no se siente, ya no hay nada, ya no hay nadie.

Es un néctar que debe consumirse con moderación (como si se pudiera), que debe ser probado sola una y una vez (como si alguna bastara), por el cual uno tiene que pasar y pasar, chau de el (como si en ese momento, en el que nada más existe, algo más importara).
El vuelo es alto, la pequeña fantasía -que es enorme realidad- roba tu alma, viene y te lleva de otro planeta, a otra galaxia. Jamás pisa la tierra. Y no perdona, asesinan lentamente y revive y tortura y reconforta, y llena... y vacía. Y te amo, y te odio, y dame más.

Dame todo.