27.7.12

Toda la histeria del mundo logrará aniquilarme.

Historias que sorprendentemente suceden en la vida cotidiana..
Conozco a una chica en un bar, bailando como desaforada y con los ojos cerrados como si nadie le importara, extraña de pies a cabeza, cara de bicho raro que despierta sin dudas mi admiración.
La reconozco desde lejos, ya la había visto antes, solo una vez, pero no se me había ocurrido hasta el momento la indiscreción de hablar con alguien a quien desconozco y me desconoce, por igual, completamente.
Presa de la inhibición que corre por mi sangre en soluciones graduales de alcohol, me acerco a ella. Le invito a un trago que me rechaza, indicando sin embargo, en un sutil gesto, marcado interés por charlar conmigo. Cuando me alejo para tomar mi vaso no separa un segundo sus ojos de mis movimientos.

Entonces vuelvo. La miro a los ojos. Charlamos. De temas que, por mucho que intentara, no recordaría al otro día. Solo sé que la invite a cafés, a cines, a caminar conmigo, y que el resto sería historia.

Tres semanas después no cabe duda de que le gusto, y mucho. Le gusta besarme por horas.. a mi también me gusta que me bese. Me abraza para dormir a mi lado, y yo dejo que me abrace. Me busca, me extraña, y me espera.
Y es este último lugar, en el que alguien espera por verme, me extraña, me invita a no irme... me queda grande.Por no decir enorme.

Tan linda chica.. hasta las comisuras de sus labios son bonitas, de pelo laaargo y castaño oscuro, de piel blanca y suave, de un cuello y clavícula que provocarían en cualquier vampiro un furor infrenable por devorar su ser.
Pero aún más, y mucho más importante, tan buena es. Considerada, comprensible, tolerante, ni el menor gesto de egoísmo cabe en su actuar. A mi no para de sorprenderme. Los chocolates, el cafe y el sandwich que me acerca a la cama, el abrigo que incesantemente me ofrece.

Me siento como alguien que nunca antes experimentó estar en una relación antes. Y quizá por que si lo hice, y quizá por que la palabra relación es un factor que cayo en asociación con miles de otros factores desagradables que no ansió ni pretendo... todavía no lo sé llevar.

No sé llevar que alguien quiera llevarme, de la mano, a todas partes, besarme bajo toda luz sin importar quien ve o deja de ver, que no agote nunca la oportunidad de decirme lo hermosa y especial que soy, la exactitud con la que me pego a su cuerpo a y su piel (este hecho no es para nada menor, y no me pasa de seguido).
Sorprendente. Nunca deja de serme, sorprendente.

Yo no tengo consuelo, no soy apta a consolarme, a que me quieran tan bien, a que me lleven de la mano. Soy la eterna insatisfacción del mundo, la histeria me agota y me aniquila, pero yo ya no quiero que aniquile a nadie más.
No puedo renunciar a mi soledad.

Menuda oportunidad que me pierdo, nunca dejará de serme sorprendente, y sin embargo aquí estoy, perdiéndomela.

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