13.2.09

Hasta las puntas de los Dedos

Mi hogar no es este, no es Marte, no es Saturno. A donde quiera que vaya mi hogar esta descolocado. No soy de acá, no soy de ningún lado. Tan solo vivo en algunas personas, provengo de ellas y a ellas voy. Las que me quieren y las que me supieron querer, ya sea a través de vidas enteras o simples miradas, un día cruzando la calle. Con algunas compartí palabras, ahora quizá recuerdos, sueños, esperanzas, miércoles a la tarde bajos las sábanas, buscando otro mundo en cual colocarse. Con otras solamente cruce una mirada.



A veces pertenezco al pasado, si quiero al futuro, con suerte vivo el presente. Y quiero vivirlo a el –presente- sencillamente, tomar al pie de la letra a los que dicen que morir podemos ayer o mañana, hoy vivimos. Quiero muchas cosas, a veces las logro, a veces no. En este caso lo hago de a momentos. Y es que no puedo evitar refugiarme tranquilamente en aquel día en que te ame por primera vez, o en el cual tenía 4 años y jugaba a las escondidas con mis hermanos en el patio de un hotel. O perderme imaginando viviendo a la costa del mar, el viento fresco pegándome en la cara, y un pulóver blanco de hilo cubriéndome hasta las puntas de los dedos. El gato esperándome adentro (quieras o no voy a tener un gato, sin ellos yo no vivo y en el fondo soy uno de ellos). Vos ya venís a acompañarme con el café con leche en la mano, para mí, igual al que me haces ahora.



Y no sé porque pero mi paz mundial se reduce en estar sentada a la orilla de las olas con un pulóver blanco de hilo. Como el que usaba mamá cuando se enamoró de papa, como el que todavía usa cuando lo ama. En este momento pertenezco a ese recuerdo que tengo del futuro. En un segundo perteneceré a vos. Y mañana, (mucho más) mañana, quizá, a alguien más.



No soy de acá, no soy de Marte, hoy mi hogar es mi casa, y cuando vaya a vivir sola lo seguirá siendo. Aún estando vacía vendré a visitarla, y escuchare los pasitos que lanzábamos en los pasillos a los 5, 8, 10, 12, 15 años, ellos, ella y yo. Y los tacos de mamá viniendo del trabajo, y el aire entrando por la puerta que dejo abierta papá al irse (pasaron 14 años y el sigue dejándola abierta). Los cantitos de Mirta cocinando en la cocina, o de Aya llamándome para comer el huevo hervido que me hacía todas las tardes cuándo todavía estaba en casa, cada vez que los como me acuerdo de ella, y como me gusta comerlos de la manera en que me los cocinaba mi Aya. Hoy mi sobrina de 3 años se sienta detrás de mí a ver los dibujitos, y yo soy de ella y del recuerdo mío sentada igual mirando Bugs Bunny (y como me gustaba el conejo ese). Quizá encuentre uno de los avioncitos que armaba mi hermano para mí, igual en mi memoria está intacto, como si nunca hubiera roto el ala.



Y recién, por ejemplo, pertenecí al pasado, que aún viejo está fresquito en mí. Y mañana perteneceré a una canción, a una amiga que toma té de Peperina, al copito que me prepara café con leche y ama más darme abrazos de lo que me ama a mi, a un grupo de locas maniacas (y un pibe muy copado que odia los análisis médicos) que se juntan a delirar mirando The Wall y forman grupos de cumbia con un solo tema, una en especial me habla de espíritus cósmicos y extraterrestres, a todos los amo por igual. Mamá me va a despertar con un beso, y papá me va a hablar de filosofía en el almuerzo. No sé, no puedo explicarte enteramente de que mundo soy, solo sé que no podría pertenecer a uno mejor.

1 comentario:

Paloma dijo...

(...)No soy de acá, no soy de ningún lado. Tan solo vivo en algunas personas, provengo de ellas y a ellas voy.

pucha Malena AME esto.me llevo a pensar demasiado en mi propia vida..y me agarro una nostalgia que todavia no me puedo explicar...

que lindo leerte:)