8.8.09

Que voy a decir. resulta que esta vez era yo el alma en pena que necesitaba ayuda, la mal herida que merecía al menos uno de tus gritos para abrir los ojos. Gracias por ser, gracias por estar, gracias por darme tanto sin necesidad de prometerme nada. Gracias, millones de gracias, por ser quien sos. Y listo, y punto, gracias, nada más.

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