25.7.12

Es sencillo a veces...
A veces es más sencillo.
Una letra.
Una mirada.
Silencio, adoré el silencio, y las horas colándose como gotas imperceptibles, y el viento que mueve los molinos a los cuales me dirijo, y el acto en el que sin decir nada te lo dije absolutamente todo.

Las palabras, los recuerdos, las garras, y la sangre. Los colmillos, los cuellos rotos, los huesos fríos, el cenicero, la marihuana quemada, la cocaina de cuarta, la jeringa enterrada y la tierra violeta, el oso amarillo, los patos de hule color huevo frito, la yema del huevo congelada, el trozo de grasa arrimando un bocado de carne roja, la sangre, la sangre, la sangre, la lluvia, un charco, una hoja destrozada, un pedazo de uña por debajo de la mesa con rastros de carbón, un diente partido a la mitad, un sabroso beso venenoso al que se le nota la vena negra, una aguja de reloj que se mueve, el silencio, un fin sin final.

Y estar siempre cerca de todo lo que dejamos lejos.

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