23.10.12

Que inocente error el tuyo.
Que tonto, que carismático, que egocéntrico.
Tu error.
De creerte dueña de las palabras
dueña de ¿mis? palabras

Cuando vas a darte cuenta de que no somos dueños de nada,
que los títulos de propiedad no son más que fantasía tratando de mecer nuestra desazón de seres humanos errantes, incompletos, insatisfechos, imperfectos, completa y total-mente desgragmentados en pedazos que ni siquiera en microparticulas de ser nos pertenecen. Cuando vas a hallarte con tu soledad? Cuando vas a atreverte a mirarla a los ojos, y a que te mire, y a que te cuente con silencio lo sola que estas, lo leve que es tu cuerpo, lo nada que es tu materia, lo veloz que te desintegras en el viento y que el viento siempre se va y no vuelve, que los que vuelven son otros vientos que nunca estuvieron, que son nuevos, que son viejos, que son insensibles pero te tocan y te sienten, que te poseen y desposeen, te llenan, y en el mismiso gesto te vacían, de lo que por un segundo creíste poder retener, pero no pudiste. PERO NO PODES.

Que sos más del viento y de la tierra que lo que jamás serás de vos misma.

Cuando vas a admitir sin desconsuelo que sos nada, Sos mucho menos que eso, y mucho más. Sos algo que no puede nombrarse, algo que escapa a las palabras, que gira en el vacío y se alimenta de oscuridad. Sos esta letra, sos este trazo, sos esta página en blanco, este mosquito que pasa volando, este reflejo en el espejo, este ser que te mira a los ojos y te dice te amo. Sos otro. 

Acaso no puedes sentir? Lo bello que es. La indefinición, la mismisisima indefensión, lo liviana que se vuelve el alma cuando te despojas de defensas, conceptos, supuestos significados que no alcanzan a rotularte. Y pensaste ya porque no alcanzan? Lo llegaste a pensar?
Yo siento en el corazón que no llegan a clavarnos en un diccionario, por el hermoso y sencillisimo hecho de que somos demasiado grandes para caber en una palabra, que cuando se agregan palabras se escapa aún más aquello que quiere nombrarse, que las palabras misman son las que dan lugar, inauguran, a lo innombrable.

Y más aún, más aún de ser demasiado grandes. Es que somos demasiado pequeños. Es que somo demasiado nada.

 Es que somos, demasiado, libres.

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