A vos yo te quiero por tu tercer ojo, porque ves cosas que nunca vi a nadie ver, por tu forma de mirar los objetos volando alrededor de los día a día, por tu simple costumbre de mirar… mirar enserio, mirar como pocos (muy muy pocos) miraron lo que yo miro – y que conste que por esto no me refiero al “mirar enserio”. Te atesoro por cada cosa que tengo para compartirte y mostrarte que sé que vas a apreciar, por cada detalle que voy a enseñarte sabiendo de anticipado que seré testigo del momento en el que tu mirada se encienda de luz, reflejando en cada objeto presente el esplendor de ese ojo tan especial que posees a tu mandato.
Te aprecio, porque a través de tu mirada veo cosas que antes no vi, descubro sensaciones que creía dejadas atrás en otra época, en otro encuadre, me reencuentro con recuerdos que parecían olvidados.
A vos te quiero tanto, te atesoro tan únicamente, te aprecio de aca a siglos, te adoro, porque me permitís ser parte de tu mundo, de tus vivencias, de tu mirada.
Siempre dije, no? te conté, que para mí la vida de las cosas depende del lente con el cual se la mire. Bueno, a que no sabés? Me encanta el lente que utilizas, me gusta que lo compartas conmigo. Me encanta tu tercer ojo. Me encantaría verlo todo de nuevo a través de tu mirada.
Punto y aparte: porque cuando me refiero a vos las cosas tienen que salirme tan explícitamente cursis? Y eso que decías que era una tipa sutil.
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