20.8.12

En las noches el lobo comenzó a hablar.

Es increíble, pero la envidia si existe.
Respira la envidia, y el odio es veneno
Que crece gracias al oxígeno que lo alimenta.
Existe la envidia, y también la ceguera.

El corazón hecho cemento,
líquido corriendo por las venas,
siendo impulsado desde el centro de las arterias
a todo lo largo del cuerpo.
Si, existe, el corazón hecho bomba,
de una máquina de cemento.

Existe, supongo, también,
la envidia de los otros.
El odio hecho carne... creo que lo hay.
A decir verdad, siempre me costó gran trabajo,
el descifrarlo en ojos extraños.

No estuve jamás frente a ojos de odio?
Nadie me ha envidiado?
O acaso rehuyo el conocerlos,
como rehuyo a la verdad,
¡de que existe la envidia!
La envidia, si existe.

Pero no me preocupa tanto,
aquella hierba en los corazones,
nunca tanto, como mi propia hierba
llenando de moho mis hilos de sangre.
Mis propios hilos,
mi sangre humana.

Impregnada de peste,
mi sangre.
cegada por el odio,
mi razón.
Lo sé, lo sé, es odio.
Es el mismo odio, que siempre,
que siempre, le hace la otra cara al amor.

Y quizá me justifico de más,
y ni siquiera amor camuflado y re baqueteado es,
sino tan solo odio,
y envidia,
de la puta,
de la pura.

Yo que tanto amor pretendo exhalar,
A mi, que el amor quiero que sea mi meta,
y para serlo, necesito que sea mi camino.
Yo siento odio, y siento envidia,
y siento pena, por mi misma.

La envidia y el terror del odio,
son tumbas nuevas que me cavo,
y al terminar de cavarlos me guardo dentro,
hasta que con palabras,
puedo nombrarlo.
Y por lo tanto, conocerlo,
Y más que tanto, aniquilar al animal.

Pobre Lobo

llorando y hambriento,
que tiembla de ira,
que de tanto odio, al humano que lo castiga,
quiere consumir del propio órgano que lo alimenta,
y le da vida.

Pobre Loco.
Pobre Lobo Solitario.


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