19.6.12

Creería que mientras más mi misma me siento, con menos personas son las que puedo conectarme. Es extraño, hubiera dicho que el paradigma era distinto. La verdad es que no sé con exactitud que es lo que está sucediendo, pareciera que estoy atravesando una segunda adolescencia, muy distinta de la primera.
Ya sin 20 amigos nuevos y tardes de encuentro populares. De suerte si a algunos días encuentro una persona con la que me sienta a gusto pasar el tiempo, y se sienta a gusto conmigo para compartir momentos, pensamientos, silencios.
Cada día con cada ser, si se presenta, es distinto. Y a cada ser recibo de visita, o visito yo también, ya sabiendo en la despedida que al otro día no nos volveremos a ver.
Y es distinto también, porque aunque no intercambie pocas y gastadas palabras con 20 personas, comparto pesadas y largas charlas con una, a la vez. Y las oraciones cobran millones de sentidos diversos, el lente entero con el que miramos la vida varía con cada mundo que encuentro, es decir, con cada persona con la cual acertamos a desarrollar un intercambio tal vez.

Me detengo a escuchar lo que antes no llegaba a oír porque las voces de mi mente no me dejaban en paz.
Paz.

Creo que de mi a los demás se encuentra un largo puente. No sé cuando lo construí, podría atribuir su confección a miles de factores. Pero sé que antes no estaba allí. Y no es tan malo de verdad, hasta me siento a salvo, y de este lado del río mi país crece en capital todos los días. En soledad. la calidad de vida de mis múltiples personalidades incrementa.
Aún así, no sé, quizá inclusive por eso, las personas se resisten a cruzar. No sé que pensaran, quizá el interés por caminarlo no es suficiente, o es temor, o el puente viene con portones de hierro que aún no me percato que existían, y mucho menos a abrir. Pero ya no me preocupo tanto por adivinar los sentimientos de los demás, me contento con comprender uno a uno los míos, y experimentar uno a uno el resto.

De cualquier modo está bien, está bien que así sea, por hoy.
Aquí una mujer sola parada en el país, el universo se ve distinto.

Si esto es crecer entonces la adultez es un camino al autoconocimiento, y el camino al autoconocimiento es aliado de la soledad.

Yo puedo conversar por horas, es verdad. Del clima, del pasto, los discos, los libros, la historia, las ciencias.. que ciencias? la mente, "el sujeto", los animales, darwin, la evolución, el hombre, la mujer, los niños, la arena, el agua, el helado, las palomitas de maíz, el cine, la tele. Puedo contestar, escucho, puedo hasta sonreír y opino.
Pero ya no tengo filtros, ya lo que siento lo expreso en la incoherencia pura en la que se me presenta, la escupo sin más, y quizá sea egoísta para los demás oídos a los que me saliva termina abordando. Pero no me importa, por ahora, la verdad. Y los oídos se van pero es mejor, por que hice una elección en mi vida que consiste en no detenerme más en orejas que conforman pero no llenan, y ojos que ven pero ni miran más.

Ganaría millones de caber esa elección con alguien. Aunque me suene abismal e imposible. Ahora tan solo percibo costos. Y los costos me saben a satisfacción.
Sin más.

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