25.6.12

La Casa se Prendió Fuego

Desde el momento en que las palabras empiezan recién a caminarme, hasta el que llego finalmente aquí, luego de encender la computadora, esperar que responda, abrir una página, y empezar a escribir terrib.., ya las palabras me caminaron entero el cuerpo.

Ya las palabras me caminaron entera.


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Hace dos horas estoy ordenando libros que no leí y otros que si, apuntes que no necesitaré, cuadernos viejos, etc, etc. Una tarea desagradable que de todas formas hacía ruido, y con ruido en ese momento me bastaba.
Afuera llovía, y hacía frío cerca, (de repente quiero un cigarrillo, pero estoy muy lejos de encontrar uno) la luz de mi habitación me deprimía, el silencio, del cual solo ahora recordando, noto su existencia... invadía mi casa entera. Sin dudas una parte de mi estaba sabiendo que hoy era domingo.

Y en un segundo que me distraje, en un segundo que no pensé en nada, ese silencio me invadió, lo sentí de lleno dentro, y en el otro segundo, volviste a mi otra vez más. (otra vez más... maldita sea)

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Y yo pensé: lo que daría en este mundo por no volver a verla jamás, para que no vuelva nunca a este lugar que son mis ojos. Páginas viejas, luz tenue, llueve por fuera, silencio, y aquí está tu imagen de vuelta.

Qué feliz puedo ser cuando olvido, a penas, que existe agustina en alguna parte de este ancho mundo. Que bien me va! No recuerdo ahora porque, pero los días me resultan simpáticos, casi casi acogedores.

Hoy revisando todas esas cosas que nunca leí, encontré esta frase que luego retumbaría en mi... "No podría volver a sentirme en casa en ningún lugar, nunca más". El contexto de la frase, indistinto casi, tomada del libro de un antropólogo que relata desde la profundidad de sus entrañas la sensación de volver del amazonas, de buscar una tribu en estado "salvaje y natural" que nunca halló. La sensación del después, del después de observar la miseria misma allí, precisamente allí donde creía que no la hallaría, la basura del occidente, "nuestra basura, arrojada por nosotros ahí". En fin....


"No podría volver a sentirme en casa en ningún lugar, nunca más".
Parafraseando a Levi Strauss, o whatever, pensé yo...  que triste, encontrar que mi ser se identifica plenamente con esa frase en este momento de mi vida. Porque eso es lo que siento yo cuando recuerdo que existe ese ser, o mejor dicho, cuando la cruzo por ahí, en una fiesta, un cumpleaños, un parque, lo que sea, 


Siento que no tengo casa. o lo que es peor, siento que tengo que experimentar la terrible experiencia de una persona que vive en la calle luego de haber conocido el placer de vivir en una casa. 


Que me desvalijaron completamente. De vos, de casa, de todo lo que yo imaginé que querría ser, de mi misma, y hasta del amor.


El punto es que, cuando se prendió fuego esa casa no se rompió solo la ilusión de esa casa. Se incendiaron enteras todas las casas del mundo. LA casa, se prendió fuego.
Y cuando la veo, cuando te veo ahí, intacta incluso sin mi, viviendo feliz, amando, pero no amándome, puedo sentir como los huecos se me llenan de dolor, y el cuero entero me duele.

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¿Cómo puede ser? No entiendo, ¿No aseguraba yo que no existía en el mundo alguien mejor creada para amarla que yo, mi persona, Malena? ¿No CREIA en eso? El amor, todo el amor, la palabra amor, significaba para mí mi amor por Agustina y su amor por mi.

Para mi el amor, la definición de amor, era nuestro amor. Sentía con el alma, puedo jurarlo, con el alma! Qué así era como debía ser. Dos soledades distintas amándose, amándose enteras en lo lleno de sus errores y desperfectos. No había forma de que otra persona significara eso, no había forma, donde ella iba, ahí estaba mi hogar. (pero ya ves que no, pobre idiota humillada)

Cómo creer entonces ahora, que soy capaz de hallar otro hogar... Si el hogar, los hogares, eran ese hogar. Solo ese. Incendiado, destrozado. Mire donde mire no lo encuentro.
Me patean como a un perro, usan el envase en el que vengo, la etiqueta, el reflejo que puedo arrojar fugazmente en las pupilas, yo hago lo mismo, y me echan a la calle, y me voy.

Me voy porque esos lugares a los que me llevan y me invitan, no son hogares, no son casa, son un desván, un basurero, un rinconcito hecho de cartón que al otro día nomás con una llovizna se cae, se va con su recuerdo también en el agua.

Eso si es que llego a ir, porque ya no voy más. Dejé de ir porque me sentía un pedazo de plástico fregándose con otro plástico para obtener.. ¿que? No sé que. Masturbándose por nada, un orgasmo de cuarta, dos segundos de carcajadas que tan solo deja el cuerpo más deshabitado que antes.

¿Cómo va a ser? No va a ser.. No va a ser.




















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