12.4.12

A río angosto de color turquesa
A piedritas recorriendo mis pies
a rocío fino,
frío,
veloz.

A sabor amargo
más siempre sabor dulce
A gárgolas apoyadas,
sobre sus garras,
en mi frágil pecho,
huesos de cartón.

A piano en un bar en una esquina en el barrio latino en Paris.

Mis dientes violetas
mis manos azules
mi corazón enorme,
palpitando fuerte hasta quebrar,se.
Así tenía que ser, tenía que ser.

A no decirte nada.
A que lo oigas de todos modos.


La lluvia ha llegado para empaparme entera, para enjuagarme el alma, los dados se han mostrados más claros que nunca sobre el viejo ataúd. Ya no digo nada, no te digo nada, porque esto es para mi. Se sintió fuerte, retumbo en mi rincón, me dio pena, me dio por largarme a llorar, por largarme a reír. Se me dio por saberme al fin, más agua que nunca.
A ti amarte fue dejarte partir.
Llego a mi un día cualquiera, un día de lluvia, un día helado, sobre los adoquines, por debajo de las siluetas, junto al florero, tan solamentemente ha llegado a mi. Así. Así.

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